martes, 21 de octubre de 2014

Pequeños tesoros que guardan nuestras montañas

Porque no siempre subimos montañas por el hecho de subirlas. Porque a veces las subimos buscando algo más. Porque a parte de rocas con sus miles de formas las montañas también nos guardan otras miles de cosas bonitas....
Este verano ha vuelto a ser intenso, este verano hemos subido montañas buscando plantas, en concreto aquellas que suben a lo más alto de nuestro territorio; en un mes y medio estuvimos muestreando, entre otras tantas, 10 cimas de más de 3.000m del Pirineo aragonés con el objetivo de empezar a elaborar un catálogo de las especies de flora presentes en las cimas más altas del Pirineo. Para ello muestreamos exhaustivamente cada cumbre y los 10 últimos metros hasta la misma.
 

Embarcadas en un proyecto a nivel europeo referente a la flora alpina, Chus y yo nos hemos encargado por segundo año de las montañas ibéricas y hemos empezado por lo que más cerca tenemos y mejor conocemos: el Pirineo.
 
Las cimas son fáciles de identificar y son particularmente relevantes en el estudio de las respuestas de la flora alpina a cambios en su ambiente, ya que representan el último refugio disponible antes de su posible desaparición, siendo por tanto las cumbres buenas parcelas permanentes de seguimiento. 
 
Con este proyecto queremos generar inventarios florísticos de las cumbres más altas para poder estudiar en un futuro los posibles cambios en la diversidad florística de las cimas y que, a la vez, pueda servir de herramienta para la gestión y conservación de los espacios naturales de montaña.

A estas altitudes, donde el suelo es escaso y la acción del hielo-deshielo es predominante, aparecen un conjunto de plantas concretas muy adaptadas a estos ambientes y que han desarrollado diversas estrategias para la supervivencia.
 
Las plantas que consiguen sobrevivir a estas altitudes son más bien escasas en relación con las que aparecen en los valles, dominando las plantas propias de las montañas de centro y norte de Europa, las eurosiberianas, boreoalpinas y las endémicas del Pirineo (plantas que tras las últimas glaciaciones migraron hacia el sur refugiándose en estas montañas y adaptándose a las nuevas condiciones climáticas y geológicas, lo que produjo que aparecerieron nuevas especies exclusivas de este territorio) desapareciendo casi por completo las de afinidad mediterránea. 
 
De las cimas de más de 3.000m prospectadas hasta la fecha, en la que más especies diferentes hemos encontrado ha sido en el Garmo Negro, con 33 especies, y en la que menos en el Cilindro de Marboré, donde únicamente encontramos 4 especies diferentes. Nos sorprendió el Aneto, en el que encontramos más especies de las esperadas y el Monte Perdido, en el que no vimos nada hasta el último momento en el que las encontramos en un único enclave.

Las especies que hemos encontrado en mayor número de cimas son Androsace ciliata, Pritzelago alpina, Saxifraga oppositifolia y Saxifraga pubescens, siendo también frecuentes Cerastium alpinum, Draba dubia, Poa alpina, Artemisia eriantha/ umbelliformis, Linaria alpina y Armeria alpina .
 
El aumento de las temperaturas es un factor importante que puede hacer llevar a la extinción o colonización de nuevas especies de flora, pero existen también otros factores, no menos importantes, que pueden poner en riesgo algunas especies de las cimas, como es la presión antrópica. En el Pirineo, las consecuencias de la elevada presión que está ejerciendo el turismo desde los años ochenta se está empezando a observar en la actualidad en aquellas cimas con elevada frecuencia de visitas durante el periodo estival. Hay que tener en cuenta que, en este medio, no sólo las condiciones ambientales son muy limitantes, sino que hay muy poco suelo, lo que reduce los lugares propicios para la vida vegetal.
 
 
Desde luego un proyecto muy interesante para el conocimiento de la diversidad vegetal de nuestras montañas y que esperamos con mucha ilusión que podamos continuarlo el año el que viene.